Patio del obrador

Tras la venta de todos aquellos solares, que salvaron las cuentas de Santa Inés, en 1968 se procedería a un proyecto arquitectónico que favoreció las condiciones de vida de estas franciscanas clarisas. Para el planteamiento, y ejecución, de un nuevo edificio, de carácter funcional, se tomaría el único espacio libre, que aún se conservaba, entre la Casa Rectoral de la parroquial de San Pedro y los límites del monasterio.  

El proyecto fue llevado a cabo por el arquitecto sevillano Aurelio Gómez de Terreros Sánchez  que planteó un espacio dedicado a la vida en clausura, y en especial, al trabajo del obrador, fuente económica de estas religiosas.

Al contemplar hoy la obra efectuada, y  gracias a este proyecto, podemos observar que se cumplieron las palabras del arquitecto. Creó un nuevo espacio inserto en la fábrica del XVI, sin romper su estética, creando cierta armonía entre las dos zonas. Gómez Terreros, respetaría la altura del monasterio, e incluso utilizaría el empleo de arcos de medio punto en la construcción del patio que conocemos actualmente como del obrador.

El trabajo más importante para el convento de Santa Inés, es la fabricación de productos artesanales. El nuevo obrador, permitiría a las religiosas la compra de maquinarias, que facilitarían el proceso de elaboración, y consigo, aumentar la producción de su género.

Patio del obrador (Fotografía de la autora)

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